Edición, texto, fotografía, maquetación: Luis Enrique Salinas Pérez
La sola idea de viajar al Cusco, a reencontrarnos con la extraordinaria civilización inca, recorrer sus fortalezas, puentes y tambos, le da otra dimensión a nuestra travesía. Y es que la capital del Tahuantinsuyo, sin duda alguna, alberga una energía especial que se siente cuando uno transita sus calles, en el centro de la ciudad, o recorre sus impresionantes caminos de piedra. Pero, sea uno u otro el rumbo que emprenda el visitante, la magia está siempre presente, prendida al cielo diáfano intensamente azul que caracteriza al destino de la maravilla histórica del mundo.
Los atractivos saltan a la vista: la arquitectura, la cultura, el folclor y esa idiosincrasia nueva que se va gestando a partir de la concentración de turistas nacionales y foráneos. El Cusco alberga a ciudadanos de todas las razas y todas las sangres y quizá, esa convivencia, con tantos matices y rasgos culturales, lo hacen un lugar único, que nadie debe perderse.
TIPÓN, PIKILLAQTA Y ANDAHUAYLILLAS
Las zonas rurales del Cusco son inagotables en postales que surgen de su exuberante patrimonio; vestigios preincas, caminos imperiales, registro colonial, arte barroco, un vibrante folclor y rica gastronomía, características que convierten una simple visita en la intención de quedarse allí.
En el Cusco, las empresas de turismo han diseñado un mapa que comprende seis rutas. Igual número de tours se ofrecen entonces en una franca competencia para llevar a los cientos de turistas que visitan la ciudad y acercarlos, de algún modo, a esa cultura milenaria. Uno de esos tours es el denominado Valle Sur, que incluye a Tipón, Pikillaqta y Andahuaylillas. No es una ruta más, es un recorrido fabuloso que nos lleva por impresionantes paisajes naturales, por la arquitectura inca de Tipón, la arquitectura preinca y wari de Pikillacta y por la presencia colonial, religiosa, de Andahuaylillas, donde su bello templo es conocido como la Capilla Sixtina de América.
En este recorrido, la experiencia se convierte en un acto vital. El contacto con las comunidades cusqueñas es permanente y nos permite rescatar, de primera mano, las costumbres, las vivencias y las leyendas que circulan desde siempre entre la población, vinculadas al campo, a las creencias y a las fiestas, que son frecuentes y ruidosas. Como parte de la parafernalia de las celebraciones, la cocina es la más celebrada y eso se puede comprobar en el distrito de Saylla o en Huasao denominada Capital del Esoterismo Andino, es un poblado que se encuentra en el distrito de Oropesa, en la provincia de Quispicanchis, región Cusco. Se dice que Huasao es el centro del mundo es por eso que la energía que existe en este lugar es más fuerte, es la puerta grande del misticismo, lugar donde se come generosamente los chicharrones, lugar que son desde siempre estancias obligadas de visita, aunque el comensal puede también optar por el siempre ponderado cuy al horno, la festiva trucha frita o el alimenticio tarpuy uchu, un plato tradicional que lleva cuy, quinua, tarwi y torrejitas de calabaza, entre otros productos de origen local.
PIEDRAS PRETENCIOSAS
En el parque arqueológico de Tipón destacan sus edificaciones de piedra perfectamente pulidas que revelan la presencia de un sistema de riego perfeccionado, un gran santuario donde el agua se adorada con el cuidado y veneración que los incas trataban a este elemento.
En la zona, el valor del paisaje radica en sus terrazas, en sus andenes, en. Sin embargo, por lo estrecho de la puerta de acceso y la muralla que la rodea, algunos le atribuyen funciones militares que, en todo caso, no le restan belleza arquitectónica al lugar.
Una de las características más impresionantes de Tipón es su sistema de irrigación. La parte alta del conjunto es atravesada por el Camino del Inca, junto con un canal de irrigación. Este sitio inca cuenta con terrazas, recintos, andenes, murallas, miradores, acueductos, una acequia intacta y caídas ornamentales en sus canales. En tiempos de los incas, sirvió como un centro agrícola, debido a sus diversos microclimas, se cultivaban variados productos. Además, Tipón está incluido como uno de los 16 sitios arqueológicos más importantes para los turistas que visitan esta zona.
El historiador peruano Dr. Luis Antonio Pardo sugiere que el nombre actual de Tipón puede derivar de la palabra quechua “Timpuj”, que significa “estar hirviendo”, en referencia a cómo las aguas de las fuentes brotan como si el líquido estuviera hirviendo. Este nombre fue asignado en tiempos modernos, ya que el nombre original era otro. Esta admirable recreación inca se encuentra en una superficie altamente irregular, modificada por los habitantes decididos de Tahuantinsuyo para satisfacer a su veterano monarca.
El ingeniero hidrogeólogo estadounidense Kenneth ha publicado un libro sobre estas estructuras hidráulicas, que han merecido el título de “Maravilla de la Ingeniería Civil” en la Asociación de Ingenieros Civiles de Estados Unidos (ASCE).
En resumen, Tipón es un lugar fascinante que combina historia, ingeniería y belleza natural. ¡Definitivamente vale la pena visitarlo!
En nuestra ruta, también recorra, Intiwatana, Puca Pucará, Cruz Moqo, entre otros sitios de características geográficas similares. El conjunto arqueológico de Tipón se encuentra cerca de Oropesa, en la Comunidad de Choquepata, a 27 km al sudeste del Cusco, en el camino, siempre será posible adquirir el reparador pan chuta que preparan los panaderos de Oropesa siguiendo el misticismo andino y la tradición colonial, antiguamente denominada “Villa Rica de Oropesa”.
RUMBO A PIKILLAQTA
El otro punto del tour es Pikillaqta, la ciudadela preinca wari que sorprende por sus construcciones de barro de dos niveles. Al lugar se le considera una de las principales urbes del antiguo Perú. Y sin duda lo fue, pues en el conjunto se aprecia infraestructura agrícola, andenes, reservorios, canales de irrigación, colcas, centros ceremoniales, plazas, calles y murallas.
El monumento arqueológico se ubica a 15 kilómetros al suroeste del pueblo de Lucre, Huacarpay, entre cuatro lagunas permanentes y una laguna estacional, el humedal se encuentra ubicado dentro del Parque Arqueológico de Pikillaqta, y es Patrimonio Cultural de la Nación, constituye uno de los ecosistemas altoandinos más importantes del Cusco, la vegetación que rodea el humedal es variada, la vegetación acuática es crucial, ya que proporciona hábitat, alimento y refugio para diversas especies de fauna silvestre y migratoria. Además, al norte del humedal, existen numerosos vestigios incas y preincas, terrazas que fueron utilizadas por las antiguas culturas para abastecer a la población que habitaba la ciudadela de Pikillaqta.
IGLESIA DE SAN PEDRO DE ANDAHUAYLILLAS
Si en algún lugar del Cusco resalta de manera predominante la arquitectura colonial, ese lugar es Andahuaylillas, para muchos considerada una típica villa andina colonial. Su principal atractivo turístico es precisamente el templo católico de San Pedro Apóstol, de extraordinaria belleza; de allí que se le denomine la Capilla Sixtina de América, su arquitectura es modesta en su exterior, con una sola nave y una torre anexa. Su techo sigue el estilo mudéjar, (es un estilo artístico que se desarrolló en los reinos cristianos de la península ibérica y que incorporaba influencias, elementos o materiales de estilo hispano-musulmán) y en el atrio frente a la puerta destacan tres enormes cruces.
En la decoración Interior, la verdadera maravilla son los murales que adornan casi por completo la iglesia con representaciones de los pasajes bíblicos. Durante la época colonial, estos murales sirvieron para adoctrinar a los habitantes locales en la nueva religión cristiana. Algunos de los murales incluso contienen inscripciones en quechua, el idioma de los incas y sus descendientes, que aún se habla en Cusco.
Andahuaylillas se encuentra a 49 kilómetros al sureste de la ciudad del Cusco, en un valle rodeado de montañas, a una altitud de 3,122 metros sobre el nivel del mar. La iglesia está justo frente a la plaza principal del pueblo. Pinturas de la Escuela Cusqueña, murales de los siglos XVII y XVIII y pan de oro de 24 kilates en su altar mayor, entre otras llamativas características propias del barroco, lo convierten en una verdadera joya. El pueblo se ubica a 3,198 metros de altitud y debido a que se encuentra rodeado de montañas, el clima es templado y ha determinado, de alguna forma, la fertilidad de los terrenos donde se cultiva maíz y papa en abundancia, entre otros productos.
Quédese en Andahuaylillas, que garantizan una estancia apacible, visite el museo y la feria de la zona, también siéntese en alguna de las bancas de su primorosa plaza de armas, rodeada de árboles frondosos; para extender otra invitación, la localidad de Huaro no está lejos de allí y aún conserva la fama de ser la tierra donde residían los brujos del incanato. No obstante, allí también se levanta un templo colonial que alberga patrimonio de la maravillosa Escuela de arte Cusqueño, una de las festividades importantes entre el 30 de mayo y el 8 de junio es el Sara Raymi Huaro, Peregrinación en la Octava del Señor de Qoylluriti, también conocida como el Huch’uy Qorpus por comunidades de Ocongate, Ccarhuayo y Ccatcca, y Marcapata; definitivamente es otra crónica.