Edición, texto, fotografía, maquetación: Luis Enrique Salinas Pérez
Danza de orígenes africanos que atraviesa todo la sierra central, en la mayoría de los pueblos hay distintas interpretaciones según el sentir colectivo para su origen. Algunos mantienen la tradición y en otros la innovación se mezcla con sentimientos, coreografías y notas musicales.
La iglesia juega un papel importante y la visión del poblador andino en comunidades que no han tenido dicha presencia y que la danza se instaura de tiempos anteriores al siglo XIX.
El geógrafo, filósofo e historiador peruano Javier Pulgar Vidal, afirma que la danza de los negritos nació en los galpones y potreros cuando los españoles les daban libertad transitoria a sus esclavos por Navidad y salían a adorar al nacimiento vestidos con ropas que se les regalaba.
Esta danza alcanza carta de ciudadanía en todo el Perú, conocidos como; Chacranegro, Rey Moreno, Negros Viejos, Morenada, Negritos de Jumbilla, Los Negritos de Huánuco y la Pachahuara en el Valle del Mantaro y Yanamarca con lujosa vestimenta, que tiene un lenguaje propio de manifestaciones artísticas, deslumbrante simbología de libertad, compromiso y prestigio en su comunidad.
La Pachahuara, Proviene de dos vocablos quechuas; Pacha que significa tierra y Huara, nuevo amanecer, conjugando significa, el amanecer de la tierra, el cual fortalece el espíritu de regocijo por la libertad alcanzada.
Engalanados con ropa colorida, sombreros de paja con plumaje multicolor, cinta negra o de colores rodea en su copa y sus largos terminales caen por la espalda, pañuelo grande color blanco que cubre la cabeza y parte de la espalda, camisa blanca y corbata, sacón de pana o felpa que termina en un faldón alzado y bordado con hilos de oro y plata, calzoneta larga de felpa de colores fuertes que sobrepasa la rodilla con ligeros bordados, calzoncillo de blonda que cubren parte de los zapatos. Fajín ancho bordado, guantes, de cuero negro, caen varias cintillas de las muñecas, cachimba o pipa en la boca, campanilla de plata en la mano derecha y un paragua en la izquierda, máscara de color negro.
La pasión; ritmo lento y elegante, pasos suaves pequeños y acertados, reviste la simbología de su desgarradora realidad como si fuera el angustiado grito de esclavos encadenados. En la segunda parte, el pasacalle alcanza deslumbrante alegría al evocar la libertad, con los brazos extendidos hacia adelante exhibiendo la campanilla y los paraguas y en cada redoble del tambor saltan embelesados de alegría.
El origen de esta danza, se remonta hacia 1870 en la hacienda de Yanamarca - Jauja en el barrio Allauca (antiguo ayllu de Acolla) donde se escuchan las primeras notas musicales. Acolla – Jauja, distrito donde se perenniza esta hermosa danza, según el historiador Javier Pulgar Vidal evoca a un movimiento de educación comunal en los andes peruanos, un nuevo día de esperanza y alegría, ya no de esclavo sino del campesino libre; La Pachahaura. Toda la sierra central revive desde el mes de noviembre en Muquillanqui-Jauja, y se desplaza en diciembre y enero por los valles de Yanamarca, El Mantaro y la Perla de los Andes, Tarma.
Declarada, Patrimonio Cultural de la Nación a la danza La Pachahuara de Acolla y sus variantes en el valle de Yanamarca por el Ministerio de Cultura, tal como lo estipula la Resolución Directoral Nacional Nro. 1795/INC-2008 con fecha, 9 de diciembre de 2008.
La Pachahuara es más que una simple danza navideña. Es una expresión cultural que permite recordar la historia de la comunidad afroperuana, su lucha por la libertad y su valioso aporte a la identidad cultural de la Región Junín y del Perú.