Edición, Texto, fotografía, maquetación: Luis Enrique Salinas Pérez
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CUSCO ANCESTRAL Y MÁGICO
El Cusco es, con toda justicia, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Por eso, su nombre aparece en la lista de destinos preferidos por los viajeros, atraídos por su cultura viva y geografía de montañas, bosques, ríos y lagunas. El Cusco, empero, es mucho más; conserva intactas costumbres ancestrales que son parte de la cosmovisión inca y que hay que entender recorriendo su territorio.
Los mil y un atractivos del Cusco
Un recorrido por el Valle Sagrado, en el Cusco, nos deja varias certezas: la grandeza de nuestra ancestral cultura Inca, la belleza arquitectónica de sus edificaciones y el inagotable azul que se desprende del cielo para mostrarnos una geografía amable y fabulosa. Uno de los circuitos preferidos del Cusco, el del Valle Sagrado, nos da la posibilidad de conocer la diversidad cultural e histórica de estas tierras: Pisac, Ollantaytambo y Chinchero, están en nuestro panorama. La luz natural en esta época sorprende. Es intensa y se convierte en una aliada a la hora de fotografiar la ciudad. La plaza de armas es el primer objetivo y allí contactamos el tour que nos llevará al Valle Sagrado.
Apenas hicimos público nuestro interés por recorrer la ruta del Valle Sagrado, nos rodeó un número inusual de comisionistas de las agencias de turismo. Después de revisar la oferta minuciosamente, contratamos el tour. Caminamos sin prisa haciendo accionar la cámara fotográfica y registrando cada estructura, cada textura de la ciudad, que es energética, impresionante. La plaza San Francisco da inicio a esta extraordinaria aventura. Recorreremos 30 kilómetros por Calca, Lamay, Coya, Pisac y para cerrar el círculo, retornaremos al Cusco por la carretera de Urubamba, Ollantaytambo, para seguir por Moray, Maras, Cruz Pata y llegar a Chinchero.
En el camino vemos el cauce del Vilcanota, el río sagrado de los incas, que recorre, serpenteante, la geografía cusqueña; saltan a nuestra vista los apus que gobiernan los valles, la andenería que crea distintos pisos ecológicos y hace más productiva la tierra; todo luce alineado, equitativo, mirando a las alturas. Continuamos el camino, bajo el cielo azul andino que ha sido testigo de tanta historia. Aparecen grupos de viviendas, áreas cultivadas, un esporádico comercio y, siempre, ese aire sagrado de los incas. Una maravilla.
Huellas de Písac
Carlos, el guía turístico bilingüe, nos brinda detalles del recorrido en español y luego lo hace en inglés para otro grupo de turistas. “Pasaremos por los parques arqueológicos de Sacsayhuamán, Puca Pucará y Tambomachay, hasta llegar a Pisac en aproximadamente 40 minutos”, dice, mientras realiza algunas anotaciones y revisa el equipo que lleva consigo. Nosotros hacemos lo mismo. Cruzamos un enorme valle de tierra colorada para ir ascendiendo por una garganta rocosa hasta una montaña ubicada exactamente frente a Pisac, bajamos al mirador natural desde donde se contempla el Valle Sagrado, se cruza un puente sobre el rio Vilcanota y llegamos a la calle Bolognesi, zona comercial de Pisac, recorriendo la avenida hasta la plaza principal encontramos que la feria artesanal es una delicia de texturas y colores permanentemente.
Las viviendas son talleres de los artesanos de Písac y son famosos porque exportan cerámica de acabados finos a Europa y Estados Unidos donde destaca el tablero de ajedrez entre Incas y españoles y artículos de misceláneas andinas. El Parque Arqueológico Nacional de Pisac es impresionante, vuelve los ojos con la mitad del alma en la historia y la otra mitad en los apus, conjuga misticismo e imponentes monumentos arqueológicos, se observa enorme andenería incaica que remontan abismos que se pierde en el cielo junto al tayta inti.
Se sube a caballo también a pie hasta la cima de la montaña y se avizora al bajar por el otro lado del camino inca pasando por varios acueductos, caminos asociados a murallas, portadas, torreones, canales de cauces hídricos, puentes incaicos y andenes hasta llegar al Intihuatana, ciudadela central de la mayor belleza y calidad arquitectónica de piedras finamente talladas. También se divisa el extenso cementerio de Tanqanamarka, donde se calcula 10,000 entierros que fueron saqueados por los conquistadores.
Ollantaytambo
Rumbo a Ollantaytambo se divisa el Valle de Urubamba, con un esplendido atractivo turístico, hay hoteles y restaurantes para todos los presupuestos, agencias que brindan la posibilidad de una aventura turística, empezando por el canotaje en el Vilcanota, ciclismo de montaña y caminatas por la zona, todo el esplendor del paisaje que dio fama al esplendido valle Sagrado de los Incas. Llegamos a Urubamba donde almorzamos un delicioso buffet, ensalada de quinua, choclo con queso, cebiche de trucha, anticucho de alpaca, rocoto relleno y pastel de papas entre otras muchas delicias.
Continuamos hasta el centro arqueológico de Ollantaytambo, ciudad Inca viviente a 65 kilómetros de recorrido con 2,700 de altura, famoso por sus imponentes monumentos incaicos; terrazas superpuestas, mostrando los impresionantes y descomunales bloques de monolito rosado finamente labradas y ubicadas en la terraza superior del Templo del Sol, los tronos de piedra de Ñustaqtianan, la fuente de agua esculpida en una misma roca y los nichos del Incahuatana, 150 escalones que separan la cumbre, con un tallado perfecto de las piedras dedicadas al culto del agua, Ollantaytambo se fundó como un centro religioso, agrícola y militar para administrar y controlar el Valle Sagrado de los Incas.
Chinchero
Son las cinco de la tarde, cansados por el trajín, pero felices de conocer nuestra cultura incaica seguimos la ruta a Chinchero, pueblo de talentosos artesanos textiles, con el espíritu de una cultura milenaria, preservando su raza y oficio de extraordinario valor, lucen sus coloridos trajes típicos, custodiados por los apus de Salkantay, Verónica y Soray.
La asociación de Talleres de las mujeres de Chinchero expone diariamente todo el proceso, las técnicas de hilado, teñido y tejido, para luego ofrecer sus productos en pequeñas galerías.
El parque arqueológico de Chinchero permite entender que fue un centro de producción agrícola, sus andenes, almacenes y un sistema de regadío eficiente.
La imponente iglesia de Nuestra Señora de Monserrat, fue construida por los españoles en 1607 sobre el Palacio de Tupac Yupanqui con la finalidad de imponer su fe, el altar mayor tallado en pan de oro al estilo barroco, dedicado a la Virgen de la Natividad, sus paredes con cuadros decoradas de la pintura de Diego Quispe Tito de la escuela cusqueña.
Siete de la noche de regreso al Cusco, llenos de energía y conocimiento, cerramos el circuito turístico del Valle Sagrado de los Incas.